La cerámica que pudimos reunir era escasa para ser exhibida en solitario y se optó por elaborar un proyecto donde las piezas de cerámica quedaran englobadas en una idea más general, introduciéndolas por alfares, en su contexto, formando parte del Hogar.
“El Hogar” quedó representado a través de mobiliario y enseres que nunca faltaban en una casa de aldea: maseras, plateros, aparadores, arcones, etc. sirvieron de soporte para exhibir una amplia muestra de cerámica tradicional Asturiana, de alfares en su mayoría, hoy extinguidos, y loza Asturiana, procedente de las primeras manufacturas, instaladas en el Principado a finales del S XIX y principio del S XX: “Suárez Pola” y “San Claudio”. Acompañados de otros útiles para realizar diversas tareas artesanales, complementarias con las labores agrícolas, como la fabricación de la sidra, la transformación del lino, la fabricación de madreñas, etc.
El discurso museológico-museográfico se fundamentó en la recreación de escenas de “distintos hogares”, habituales en el mundo rural: desde la casa campesina humilde, a la confortable morada del “indiano”. Por fortuna entre las muchas cesiones que recibimos no nos faltaron piezas para narrar fragmentos de la vida en las cocinas o salones y pudimos contar tanto con una escudilla para todo tipo de uso alimentario, como con una taza especial para beber con bigote engolado y no mancharse.
MARTA GARCIA EGUREN. Autora del proyecto museológico–museográfico y directora del Museo de la Escuela Rural (2001-2007). Extraído de CALAF, R. Y FONTAL, O. (coords.). (2006). Miradas al patrimonio. Gijón: Trea, pp 293-310.